martes, 4 de diciembre de 2012

VIOLENCIA DE GÉNERO

Reproduccion de la entrevista realizada a la psicóloga Kristel Goiri, en el número 3 de la Revista Policía Solidaria.

Llevamos años y años viendo en los medios de comunicación el asesinato de muchísimas mujeres…

La Violencia de Género  ha existido toda la vida pero desde hace unos años, afortunadamente se está comenzando a hacer público. La violencia es inherente al ser humano y la violencia de género siempre ha existido, pero estaba normalizada y cuando las victimas consultaban a sus familiares, madres o hermanas en su mayoría, les aconsejaban que se quedasen con el marido por los beneficios sociales y económicos.
Desde que se ha publicitado más en los medios de comunicación, se ha dejado de normalizar. Se ha tipificado como delito y se está creando entre todos un circulo para cerrar al agresor, lo que es muy positivo.

¿Existe algún perfil  de victima?

No existe ningún perfil, de hecho voy más allá, creo que cualquier persona puede llegar a ser victima de este tipo de violencia. Cuando escuchamos las noticias o el caso de cualquier persona de nuestro entorno, muchas veces creemos que es una historia ajena y lejana y nos es muy complicado pensar que nosotros podríamos estar mañana en el papel de la victima. Pero si practicamos la empatia nos daremos cuenta que para entender esas historias no nos tenemos que poner en su papel con su vida y su pareja, sino en el nuestro si realmente queremos llegar a entenderlo.
Es decir, imaginemos cada uno a nuestra pareja un instante, esa persona con la que compartimos nuestras experiencias diarias, nuestros miedos, nuestras alegrías…
Ese “lugar seguro” al que cada noche llegamos a descansar de los largos días, y pensemos que él, en un determinado momento actúa de una forma agresiva. Nuestra primera reacción es la de “estar perdidos”, la de no “entenderlo”. El siguiente paso seria intentar racionalizar un hecho al que no encontramos sentido y en la mayoría de las ocasiones pensaríamos que estuvo mal pero que fue una reacción humana y que no volverá a pasar seguro…
Lo triste es que “siempre” vuelve a pasar, pero en las veces sucesivas ya se han generado en la victima unos “complicados” mecanismos de defensa que cada vez la hacen más difícil salir de ese laberinto sin ayuda.

¿Y de maltratador?

Se han desarrollado teóricamente varios perfiles de maltratador con diferentes nombres en diferentes disciplinas. Lo que tienen en común todos ellos es una baja autoestima, una grandísima inseguridad personal (aunque no manifiesta a nivel social), muy rígidos mentalmente y con una necesidad absoluta de control externo ya que ellos mismos son incapaces de controlarse. Intentan aumentar su seguridad minando la del de enfrente (conscientes de que sus “victimas” son mucho mas seguras independientes y válidas), lo que aumenta su ego cada vez que ejercen sobre ellas dicho control y lo consiguen.
Ellos las someten desde “la razón” y ellas se someten desde “el corazón”. Es batalla perdida, pero ellos son tan ignorantes que creen ser más poderosos e inteligentes.

¿Cuales son las consecuencias sobre la salud de las mujeres?

Dependiendo de la violencia física ejercida, será la magnitud de dichas secuelas. A veces incluso no se da ningún tipo de violencia física, pero también estamos hablando de violencia cuando nos referimos a la psicológica, y esa se da en todos los casos.
Las secuelas psíquicas son mucho más demoledoras que las físicas. Esas mujeres conviven con “el miedo” durante largos periodos de tiempo, incluso mucho después de haber conseguido librarse del maltratador. Sufren depresiones, autoestima cero, gran complejo de culpa y un fuerte sentimiento de vergüenza.
Se las entremezcla el dolor de lo vivido con la rabia tanto hacia el maltratador, como a ellas mismas por “haberlo permitido” y entran en un proceso de subidas y bajadas emocionales muy largo.
En ocasiones al salir de una relación así, a algunas mujeres las invade un sentimiento de libertad y aparentemente salen indemnes. Tristemente en la mayor parte de estos casos las secuelas psíquicas las pasan factura un tiempo después, en forma de depresión, cambios de humor bruscos, miedo a enfrentarse a situaciones sociales, desánimo al futuro, problemas sexuales… Sin que se entienda la asociación con la historia vivida, ya que las aleja muchos meses, en ocasiones incluso años. 

¿Como actúan y que consecuencias tiene sobre los hijos, vivir en hogares violentos?

Depende de cada hijo, de sus rasgos personales y los mecanismos de defensa que pongan en marcha.
Algunos se vuelven sobreprotectores con la victima tomando un rol de adulto que no les corresponde y les pasará factura en el futuro.
Otros adoptan el rol del maltratador volviéndose agresivos e imitando la postura del “fuerte” para sobrevivir.
Otros se encierran en si mismos adoptando la historia como ajena para poder seguir adelante, evitando enfrentarse a ello tomando la huida como su autodefensa…
En cualquier caso, sea cual sea la postura tomada, a todos ellos se les está causando problemas psíquicos que nunca habrían tenido si no hubiesen convivido con un maltrador. Un niño debe de crecer en un lugar seguro y convivir con la violencia es un “campo de minas” para su seguridad emocional.

Normalmente ¿Cómo reaccionan los familiares del maltratador y de la victima?

Dependiendo del caso, como digo siempre. Nunca hay que generalizar y menos con los temas psicológicos, ya que cada persona somos un mundo, así que imagínate cada núcleo familiar.
Desde mi experiencia, los familiares del maltratador muchas  veces lo niegan, buscan el motivo de que su familiar actuara así, intentan racionalizar lo irracional y se apartan de la victima culpándola y manteniendo que con ellos es una persona cariñosa y agradable. Otras veces si que es verdad que lo condenan, pero le ofrecen todo el apoyo para ayudarle a salir.

Respecto a los de la victima, también nos enfrentamos a ambas caras de la moneda; algunos no las apoyan en su decisión, ya que impera más el escándalo social que van a formar que el bienestar de su familia (aunque este caso afortunadamente lo he tenido que vivir muy poco) y en la mayoría de situaciones  los familiares hacen una piña y la proporcionan a la victima un lugar seguro en el que rehacerse tanto a nivel físico como emocional.
Si bien es cierto que debido a que las secuelas se mantienen durante un largo periodo de tiempo, muchos familiares, en ocasiones se desorientan en la ayuda que deben prestar.
Cada herida lleva su tiempo de curación  y cuando alguien que queremos sufre, tenemos mucha prisa porque cure y a veces esta impaciencia en vez de acelerar el proceso de curación, lo desacelera. Por lo que hay que llenarse de paciencia y comprensión.

 ¿Desea finalizar la entrevista con algún comentario? 

Aunque en esta entrevista hemos utilizado el género femenino para referirnos a la victima (debido a que la mayoría de casos a los que nos enfrentamos es así) no podemos olvidar que hay ocasiones en la que la victima es varón.
Personalmente yo he tratado a victimas de género masculino, que no se atrevieron a denunciar por vergüenza, ya que se supone que en el “sexo fuerte” no se puede dar el caso por cuestión puramente física.
Los hombres maltratados podrían a nivel físico acabar con la agresora pero están incapacitados a nivel moral totalmente, por lo que su agresora, conocedora de esto también está ejerciendo el poder para aniquilar al otro. Con esto quiero decir que nos fijemos  y tratemos este tema como una cuestión personal de cada uno.
No convirtamos esto en una guerra de porcentajes sino de agresores contra victimas y de la sociedad contra los agresores.

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